Dado que los satélites técnicamente no miden la temperatura ni la superficie (donde vive la gente), es seguro decir que los termómetros terrestres son más precisos que las mediciones satelitales.

Este es el porqué:

  1. Los satélites miden el brillo de la atmósfera de la Tierra, y luego los científicos trabajan arduamente para convertir esa información en temperaturas utilizando modelos informáticos, que son simulaciones que nos ayudan a comprender mejor las complejidades de nuestro planeta, como un laboratorio en una computadora.
  2. Los científicos toman datos de brillo de 16 satélites diferentes. Imagínese obtener una caja de piezas de rompecabezas pero sin una imagen de referencia que le muestre cómo se ve el rompecabezas completo. Los expertos se enfrentan a un desafío similar al tomar información de todos esos satélites que se lanzaron en diferentes décadas desde 1978 y descubrir cómo encajan mejor las piezas.
  3. Los satélites miden el brillo de la atmósfera terrestre a diferentes altitudes. Por ejemplo, la capa de aire que se mide más cerca de donde vive la gente está a la altitud a la que vuelan las aves y los aviones. Los científicos toman y combinan varias medidas hasta una altura de casi 23.000 pies (unos 7.000 metros).